Seguro que más de una vez te ha pasado: te mueres de ganas por viajar a un sitio… o simplemente por viajar, tienes días libres y has ahorrado para hacer esa escapada pero, ni tu pareja, amigos, familia ni nadie que conozcas se anima a realizar ese viaje que ansías hacer y, ¿qué ocurre? Te quedas sin ir.
No hay nada que dé más rabia que quedarse con las ganas de hacer algo porque… ¡sólo se vive una vez! El tiempo pasa demasiado rápido y lo peor de todo: nunca vuelve. Dejar pasar una oportunidad puede significar que jamás lo hagas. Si hay una pregunta que jamás deberíamos hacernos es ¿y si…? Por eso, hoy te traemos las razones definitivas para que te atrevas a hacer ese viaje que quieres hacer y no te quedes con las ganas. Advertimos, viajar solo engancha 😉
- Tú pones los límites: ¿que te apetece parar? paras. ¿Que quieres seguir andando? Sigues andando. ¿Que te apetece entrar a una galería de arte? Entras. Nadie depende de ti así que no dependes de nadie que pueda condicionar tu viaje; tú decides cómo, cuándo, dónde y por qué.
- Puedes ir donde quieras: no hace falta que te pongas de acuerdo con nadie sobre los lugares que veréis durante el viaje… vas donde quieres ir. ¿Con qué rincón del mundo sueñas?
- Conoces gente: cuando vas con otras personas de viaje, es con ellos con quien conversas. Sin embargo, cuando viajas solo se produce un efecto llamada por ambas partes: por un lado, te animas más a hablar con otra gente, poner en práctica idiomas, preguntar… Por otro lado, cuando viajas solo se te acercan otros viajeros en la misma situación con los que quién sabe, puede surgir una amistad para toda la vida o simplemente, una charla interesante.
- Practicas idiomas: precisamente por lo anterior y por instinto de supervivencia, te animarás a hablar en otros idiomas… incluso si te da vergüenza, practicarás sin miedo a que nadie opine sobre cómo lo haces y, en caso de que lo hagan pensarás, «no voy a volver a verles»: Es la ocasión ideal para practicar idiomas con nativos.
- Adiós rifi-rafes: podéis ser hermanos, amigos de toda la vida, la pareja ideal… que, durante un viaje, vuestra relación puede cambiar por completo. Cada uno tenemos nuestras manías y, si no nos amoldamos a las de nuestros compañeros de viaje, pueden surgir discrepancias y generar momentos críticos. Cuando viajas solo, no tienes que preocuparte por esto.
- Nadie te juzga: te vistes como quieras, comes lo que quieras y si tu inglés no es el mejor, ya mejorará. Viajar solo es ser quien tú quieras sin miedo al qué dirán, así que simplemente, haz lo que te apetezca.
- Puede ser más económico: según te lo quieras plantear. Puede que por ahorrar tú prefieras comer varios días seguidos comida rápida y seguir visitando cosas pero si vas con alguien, puede que tengas que ceder y acabar en un restaurante más caro. Tú marcas el ritmo, tú decides.
- Mímate: son tus vacaciones, te las has ganado: te las mereces. Si viajas solo puedes darte todos aquellos caprichos que qué más da si no son del agrado de todos, son los que a ti te apetecen: y si un día estás cansado/a de andar y quieres irte a un spa a relajarte ¡genial! Tu viaje, tus normas.
- Te quedas con lo mejor: el que parte y reparte, se lleva siempre la mejor parte… y esto, también se aplica a los viajes. O, ¿quién crees que se quedará el asiento de la ventana en el próximo vuelo si viajas solo? No tendrás que cedérselo a tu compañero/a ;).
- Depuración física y mental: cuando te vas de viaje solo, no vuelves igual. Esa semana o días que estés viajando solo te servirán para poner en claro tus ideas, reflexionar y conocerte mejor a ti mismo. Volverás renovado y con las pilas muy cargadas, probablemente, hasta decidas qué hacer en situaciones en las que dudabas.
- Desafía tus miedos: superar la barrera y atreverse a viajar solo es un paso que no cualquiera es capaz de dar. Una vez lo haces, te sientes más seguro de ti mismo, más capaz de lograr tus objetivos y de superar los obstáculos que la vida te presente. Viajar solo te aporta seguridad en ti mismo/a.
- Te crea recuerdos para siempre: viajar solo no es como hacerlo en compañía. El simple hecho de animarse a viajar solo ya convierte este viaje en una aventura por sí misma. Todo lo que vives durante esos días son píldoras que poco a poco forman parte de ti y se quedan en tu memoria para siempre.
- Sensación de libertad: no hay mayor sensación de libertad que la de ser dueño de uno mismo y hacer lo que uno quiera sin miedo a nada. Cuando viajas y tú eres quien pones los límites, conoces a gente nueva, desafías tus propios miedos y te atreves a probar cosas obteniendo cada vez más seguridad en ti mismo… estás reforzando esa sensación de libertad y de plenitud. Es una inversión en felicidad.
- Desconexión: desconectar no sólo hace referencia al estrés y al día a día del trabajo, también a la rutina e incluso de las personas que más quieres. Hay veces que hace falta echar el freno de mano y coger carrerilla para todo lo que está por venir, y para ello, nada como alejarte durante unos días de todo, quitar los datos del móvil y, simplemente, respirar.
- Pruebas nuevas experiencias: cuando viajas solo y tú pones tus propios límites, te animas a probar más cosas y vivir nuevas experiencias. Has superado la barrera del miedo como comentábamos y te sientes más tú que nunca. ¿Por qué no hacer submarinismo? ¡Quiero probar la comida más típica asiática!
- Improvisa: ¿que te quieres salir de la ruta planificada y perderte por un barrio bohemio de París? ¡Hazlo! Nadie te va a pedir que vayáis a ver los monumentos más típicos de la ciudad cuando en realidad, tú prefieres callejear y conocer la esencia de la ciudad desde otra perspectiva.
- Supérate: obviamente, cuando viajas solo puede haber momentos que no son idílicos: inseguridad sobre dónde ir o cómo, sensación de soledad… Sin embargo, en cuanto encuentras la solución a estos problemas, te superas. Aunque no te lo creas, no son unas simples vacaciones, es el momento de superarte a ti mismo.
- Valoras lo que tienes: hay veces en las que hay que alejarse de lo que uno tiene para echarlo de menos y de verdad, darse cuenta de cuánta falta le hace. Tanto a nivel emocional cuando echamos de menos a seres queridos o incluso en los detalles más pequeños.
Sabemos que viajar solos puede llegar a dar incluso vértigo y que muchos preferirán la comodidad que supone viajar con alguien conocido. Sin embargo, tanto si repites como si sólo lo viajas solo una vez, te recomendamos que vivas la experiencia de viajar en solitario al menos una vez en la vida: una depuración física y mental que te hará re-encontrarte, aumentar la seguridad en ti mismo, conocer aspectos de ti que ni si quiera sabías que existían y volver con las pilas más cargadas que nunca. Además, obviamente, de permitirte disfrutar de lugares que de otra forma, te quedarías con las ganas. Ya sabes, que nunca tengas que hacer la pregunta ¿y si…?
¿Y tú? ¿Por qué otros motivos crees que merece la pena viajar solo? Si lo has hecho, ¡cuéntanos tu experiencia!