La India se convirtió en uno de los destinos más populares para una corriente cultural y sociológica de los años setenta. ¿Quieres saber por qué? Sigue leyendo 😉
Eran los setenta. Pacifismo, contracultura, amor libre, rock psicodélico y alguna que otra sustancia química. Todo ello, junto con la finalización de la guerra de Vietnam, hizo falta para que en la vieja Europa se respirase un aire de libertad y muchos jóvenes empezaran a viajar por todo el mundo. Intentando huir lo más lejos posible de la sociedad capitalista occidental, Asia, y más concrétamente India, se convertiría en el destino perfecto para muchos ellos. En autobús, tren o autostop, llegar allí con los medios más baratos posibles convertía el viaje en toda una experiencia donde encontrar iluminación espiritual y diversión a partes iguales.
El sendero hippie solía tener su punto de salida en Londres o Ámsterdam. Usando las rutas comerciales más antiguas como plantilla de itinerario, se cruzaba Europa por Yugoslavia, Bulgaria o Grecia hasta Estambul. Una vez allí había varias opciones, pero la más habitual pasaba por Teherán y Kabul. Después, salir hacía Afganistán por el paso de Khyber y entrar en Pakistán por Lahore. Finalmente, entrando ya en la India, sólo quedaba continuar hasta Cachemira, Nueva Delhi o Goa. Y para los que seguían con ganas de más, siempre se podía continuar hasta Bangkok o Katmandú.
Pero el tiempo pasa y el mundo cambia. A día de hoy plantearse una peregrinación así partiendo de cualquier capital de Europa es más bien una idea descabellada. Es difícil imaginar un flujo constante de jóvenes occidentales con melena cogiendo trenes y autobuses a lo largo y ancho de Oriente. Tanto allí como en el resto del mundo la permisividad y las actitudes se han endurecido, y la tolerancia hacía estilos de vida alternativos ya no es la que era.
Desde la invasión soviética de Afganistán a finales de los setenta el recorrido no ha vuelto a ser completamente seguro. Países como Turquía, Siria, Irak, Irán o Pakistán han sufrido diversos grados de violencia a lo largo de los años, ya sea guerras o rebeliones. Por lo que para los viajeros de hoy la aventura no está en el trayecto, sino en el destino en sí. Un simple vuelo en avión y ya está, es posible plantarse en Goa, Nueva Delhi o Benarés.
Poco queda ya de aquella época desconectada de Internet, los teléfonos móviles y las tarjetas de crédito. La insatisfacción hippie pasó de moda junto con las blusas holgadas y los pantalones acampanados. Sin embargo, para los más románticos aún existe la posibilidad de hacer un trayecto hippie alternativo. Se trata de atravesar Oriente Medio por Turquía, Irán y Pakistán. Dejando a un lado Afganistán, podemos completar el sendero hippie hoy mismo si tenemos los visados necesarios. Tanto para la India, Iran, Pakistán y Turquía es necesario este documento, así como el Carnet de pasaje para las respectivas aduanas.
Pero, ¿qué significó realmente el sendero hippie para la India? En el siguiente vídeo uno de nuestros expertos en viajes a la India nos lo explica.