Entre montañas y glaciares, Kirguistán esconde el segundo lago alpino más grande del mundo que tiene una increíble peculiaridad: pese a estar entre glaciares jamás se hiela, por ello recibe el nombre de «mar caliente». Sigue leyendo para descubrir todo sobre Issyk-Kul.
Kirguistán es uno de los destinos más desconocidos de Asia pero a su vez, uno de los más sorprendentes del continente. Aunque cada vez
gana más adeptos, los montañeros son los que más eligen este país para hacer una escapada y descubrir, entre otras muchas cosas, el lago Issyk-Kul.
Entre China, Kazakhstan, Uzbekistán y Tajikistán se esconde Kirguistán, un país cuyo nombre es difícil de recordar pero que concentra grandes encantos en Asia Central. Su nombre proviene de «Kirguis» que significa 40 tribus y que cita los orígenes de este país. La gran cordillera Tien Shan atraviesa el país entero dejando picos como Pobedy que son auténtico capricho para los amantes de la montaña.
Leyendas y misterios
En este terreno montañoso y a simple vista desconocido, se es conde una de las tantas maravillas de este país: Issyk-Kul. Tras Titicaca, es el segundo lago alpino más grande del mundo que además, no tiene salida al mar lo que le permite mantener aguas cristalinas que encandilan a todo el que las visita. A 1.620m sobre el nivel del mar encontramos este lago que cuenta con 182km de largo por 60km de ancho. Sus 700m de profundidad esconden muchos misterios y leyendas, entre ellos, una decena de pueblos que el agua y el paso de los años se han terminado tragando. De hecho, recientemente unos investigadores rusos han encontrado restos de una civilización de más de 2500 años y los relacionan, nada más y nada menos, con el Apóstol Mateo. Pertenezcan o no al personaje bíblico, lo que está claro es que Issyk-Kul cuenta más por lo que esconde que por lo que enseña.
Otro de los atractivos de este inmenso lago es el que los historiadores denominaron: Ruta de la Seda. Es decir, Issyk-Kul formaba parte de las famosas rutas comerciales que unían Asia y Europa y que fueron realizadas por grandes aventureros que las relataban en sus escritos dejándolas para la posteridad. Entre ellos, Marco Polo.
Además de todas estas características y peculiaridades que hacen de Issyk-Kul un lugar épico y diferente, existe una cualidad que lo hace realmente único. Como hemos mencionado, este lago está situado a más de 1.00 metros sobre el nivel del mar por lo que las bajas temperaturas son constantes durante el Invierno pudiendo llegar hasta -10 grados. De hecho, el agua que lo forma proviene del deshielo de los glaciares que lo rodean. Sin embargo… a pesar de todo ello, ¡jamás se ha congelado! Es por este motivo por el que es apodado «mar caliente». Otro de los misterios que giran en torno a Issyk-Kul.
PobedyLa vida alrededor del mar caliente
Alrededor de todo este lago, Kirguistán toma forma como tierra de contrastes y colores, pasando de las playas de agua cristalina de la parte Norte del lago a los paisajes más montañosos de su zona Sur. Bordear al completo el lago permite a sus visitantes conocer Kirguistán en todo su esplendor. La zona Norte es la que concentra más turistas y tiene un desarrollo mayor al concentrar hoteles, apartamentos y áreas reservadas al turismo. Entre ellas el museo al aire libre Choplón-Atá que cuenta con una colección de piedras con pinturas rupestres y restos históricos encontrados por todo el país.
En el otro extremo, tanto geográfico como cultural, está la zona Sur del lago donde conviven pueblos y etnias propias de Kirguistán, las típicas yurtas (alojamientos típicos) con el rojizo color de sus montañas y su famoso: Cañón de Yeti Oguz. El nombre de este cañón se traduce como el Cañón de los 7 toros por la forma que toma que según cuentan, se asemeja a la espalda de siete toros.
Si eres un aventurero/a y buscas un lugar distinto que guarde su esencia lejos de las masificaciones turísticas de otros destinos, te recomendamos que viajes a Kirguistán. Tierra de colores, contrastes y paisajes increíbles.