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Que la India es diferente a cualquier otro país del mundo, es algo que tenemos muy claro. Su gente, sus costumbres, su mezcla, su gastronomía, sus creencias y valores… hacen que sea un país mágico que desprende secretos por sus cuatro puntos cardinales. Si pensamos en un lugar de este increíble país, el Taj Mahal acaparará toda la atención. Sin embargo, en la zona Norte del país, Rajastán y Benarés esconden auténticas joyas:

Udaipur, una Venecia muy particular 

Dicen de Udaipur que es la ciudad más romántica de la India; un sobrenombre que seudaipur ha ganado ante sus 100 lagos y fundada a orillas del lago Pichola. Aún hoy, redundan la clase y elegancia de unos años de princesas y maharajás. En esta ciudad en la que, a diferencia del resto del país, predomina la tranquilidad, está el palacio más grande de Rajastán además del Lake Palace que fue construido sobre la isla Jagniwas hace 250 años. 

Ranakpur o la apoteosis del jainismo

Los jainistas, que se extienden por toda India pero principalmente por Rajastán, encuentran su Meca en Ranakpur. Concretamente en el templo dedicado a Adinath que además de ser el mayor templo jainista de India, también es el más bello. Está construido en mármol blanco ricamente tallado y hasta la última esquina, tiene un nivel de detalle que es imposible no sorprenderse.

Pushkar, la espiritualidad y el loto

La leyenda cuenta que el Dios Brahmā de cuatro cabezas haría un gran ritual en el lugar en el que un cisne con un loto en el pico, dejara caer el loto. Ese lugar es Pushkar y, sea cierta o no la leyenda, esta pequeña ciudad irradia devoción en cada esquina. Nada menos que 52 ghats rodean el lago Pushkar donde los locales hacen sus ofrendas y se respira un espiritualismo propio de lugares sagrados.

Jaipur y la vida en rosa

La más conocida de las nombradas, probablemente por ser la capital de Rajastán y por su tamaño: 3 millones de personas habitan en una de las ciudades con más historia de todo India. En su origen, se construyó en un estruco rosado para imitar la arenisca y, tras la visita del Príncipe de Gales (1905) se pintó de rosa. Desde entonces, ese color representa la hospitalidad. 

Fatehpur Sikri, las ruinas mongoles

A tan sólo 35 kilómetros de Agra, descansa Fatehpur Sikri, unas ruinas mongoles abandonadas en 1585 ante la falta de agua y donde a día de hoy, convergen todas las religiones de India. En este espacio en el que el tiempo se paralizó, conviven templos y castillos en los que nadie habita desde hace siglos pero con una presencia impoluta que deslumbra a sus visitantes. 

Jodhpur, la ciudad azul

No sólo Chaouen o Júzcar han teñido sus calles de color azul, Jodhpur también lo hizo hace siglos aunque por motivos bien diferentes ya que en su origen, se pintaban de azul todas las casas en las que vivían los brahmanes. Paseando por esta ciudad es preciso ir sorteando las innumerables vacas sagradas que conviven con los vecinos hasta llegar al Mehrangarh, el fuerte que se alza 120 metros sobre la ciudad.

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Varanasi, la India más profunda

Este lugar hay que vivirlo para saber de lo que se trata, cualquier explicación es sólo una aproximación de lo que se puede ver y sentir en Varanasi, la India más real y auténtica. Cuentan que esta ciudad tiene más de 4000 años y es una de las más antiguas del mundo, un lugar en el que el Río Ganges impera y la vida y muerte residen a sus orillas donde sus aguas purifican el alma.

Las joyas de la India forman un diamante único y espectacular que es India, tan diferente a los demás como exclusivo. Te animamos a que visites el país más mágico al que nadie deja indiferente. Una vez descubres la India, un pedacito de este país se queda para siempre contigo.