Stonehenge

Stonehenge

Cada vez está más de moda el término Turismofobia pero, ¿sabemos realmente qué es? Hoy vamos a reflexionar sobre este fenómeno, cómo afecta tanto a viajeros como a vecinos y, sobretodo, cómo podemos evitarlo. ¡Sigue leyendo!

Se entiende que la turismofobia es el resultado de una reacción negativa de los vecinos de un lugar a las llegadas de turistas masivas y el efecto negativo que su llegada puede traer en cuanto a ruido, basura, aglomeraciones… Sin embargo, los «turistas» como así los definen, también generan un impacto positivo para la ciudad en cuanto a empleo, posicionamiento, mejora de la economía…

Entonces, ¿cuál es el problema?

Cerremos los ojos e imaginemos dar un tranquilo paseo con tu pareja dados de la mano por la Plaza España de Roma mientras subimos las escaleras degustando un delicioso helado… la siguiente parada de nuestra escapada por la ciudad eterna es la Fontana Di Trevi donde lanzamos una moneda para pedir un deseo y nos hacemos una preciosa fotografía que colocar en el salón de casa. Para poner el broche final, cenaremos pasta en una terraza de Trastévere a la luz de las velas con música de fondo. Parece un fin de semana muy romántico e íntimo, salvo por el detalle de que hay que compartirlo con los miles de turistas que cada día visitan Roma.

La Gran Muralla China

La Gran Muralla China

Esta situación puede generar un estrés para las personas que viven en Roma que no pueden bajar a comprar el pan sin sortear a diario turistas que les pregunten por direcciones en idiomas que desconocen. También lo puede ser para los propios viajeros que tienen que descubrir un lugar «a medias» sin verlo en su totalidad al compartirlo con aglomeraciones que pueden distorsionar la realidad del propio lugar sin quererlo.
Admitámoslo, hay lugares que de por sí… son receptivos constantes de turistas de forma masiva todo el año e incluso este factor, es parte ya implícito de un viaje a ese sitio: lugares como París, Roma, Londres o Barcelona saben bien de lo que hablamos. También hay otros que «están de moda» lo que genera que repentínamente, todos quieran ir a visitarlo (Croacia). El beneficio económico que supone el turismo para estos lugares o similares es obvio por lo que han terminado por convertirse en un lugar accesible para todo tipo de visitantes con el objetivo de continuar atrayendo más y más. Por ejemplo, una persona que viaje a París sin saber francés probablemente, no tenga ningún problema para ubicarse o desplazarse ya que todo está traducido o el personal que trabaja de cara al público, habla varios idiomas. Además, si no le gusta la comida francesa, probablemente pueda encontrar un restaurante con «comida internacional» o de comida española y, si no, siempre puede acudir a los cientos de restaurantes fast food que encontrarán por las calles más céntricas.
Hay viajeros para quien estas facilidades suponen todo un reclamo, agradecen estas comodidades y les gusta conocer los destinos «must-go»; esos lugares en «los que hay que estar al menos una vez en la vida». Gracias a la globalización, tienen la posibilidad de viajar a sitios que de otra forma, ni se lo hubieran planteado y sentir que están en un país extranjero pero sintiéndose como en casa.

Roma

Roma

¿Y qué pasa si como viajero, tengo turismofobia?

Sin embargo, no todos los viajeros buscan lo mismo cuando viajan. Los hay que prefieren buscar destinos alternativos; aquellos lugares a los que todavía no han llegado las aglomeraciones de turistas y aún guardan su esencia. Estos sitios tal vez no estén en las guías de «10 lugares que ver al menos una vez en la vida» ni serán el destino de las fotografías que sus contactos compartan en redes sociales tras su último viaje. Pero tienen algo que les atrae: son, como han sido siempre. Puede que sea complicado comunicarse con los locales, encontrar un cajero automático, comida al gusto o los monumentos más fotografiados del Planeta. La llegada de visitantes todavía no es lo suficientemente grande como para que se hayan adaptado a ellos por lo que no se han transformado y muestran a sus visitantes el día a día de la gente que viva allí.

París

París

Ir a este tipo de lugares supone, en la mayoría de las veces, no saber qué te vas a encontrar… dejarte sorprender. ¿No te ha pasado que has viajado a Londres y has tenido la sensación de que lo habías visto ya a través de cientos de postales y fotografías? En estos lugares, no te ocurrirá. Uno de los grandes atractivos que tienen este tipo de lugares es que sin quererlo, puedes encontrar un templo con miles de años de historia del que nadie te ha hablado antes y te deje boquiabierto. Tal vez sea plato típico que no aparece en las guías gastronómicas pero que sólo saborearlo, crea adicción. O puede que lo que realmente te cautive del destino sea ver la rutina de sus vecinos, charlar con algunos de ellos y ponerte en sus zapatos, sintiéndote uno más por unos días.

Hoy por hoy, tenemos la impresión de que gracias a la globalización, a la facilidad que tenemos para viajar por todo el mundo y comunicarnos… vayamos donde vayamos, habrá aglomeraciones de viajeros. Sin embargo, hay lugares que tienen muchos secretos escondidos esperando a aquellos que busquen experiencias alternativas: destinos como Etiopía o Benin en África son tradición e historia en estado puro con personas que viven como han vivido siempre y que un viaje allí, sin lugar a dudas, nos marcará un antes y un después en nuestro histórico viajero. Por ejemplo, Tailandia comienza a ser un clásico entre los destinos del sudeste asiático pero destinos como Camboya, de momento son sólo lugares de paso para visitar en 2 o 3 días haciendo «check» en sus reclamos más famosos (Angkor). Uzbekistan, Turkmenistán, Kazakstán y Kirgyzstan son incluso difíciles de situar en el mapa lo que no impide que sorprendan a cada visitante. Y no es necesario irse tan lejos, en Europa mismo hay lugares increíbles como pueden ser Cracovia o Salzburgo que distan mucho de ser un París en lo que a turismo se refiere pero que nada tienen que envidiar a nivel arquitectónico o social a lugares muy visitados.

En definitiva, como todo en esta vida, depende del tipo de persona y viajero que seas. Nuestra recomendación es que pruebes ambas opciones ya que a su manera, son igual de enriquecedoras y sea entonces, cuando decidas qué tipo de destinos quieres visitar. Y si optas por los más visitados pero crees que hay demasiada gente, el consejo que te damos es que aproveches puentes o fechas menos concurridas en el calendario. Eso sí, viajes donde viajes recuerda ser respetuoso con las personas que viven allí y con el lugar que seguirán allí después de que vuelvas 😉

Hagas lo que hagas… recuerda que es mejor acumular experiencias que bienes materiales y que nada te hará más rico que las historias que puedas contar a tus nietos y los recuerdos que acumules. Por tanto, elige el destino que quieras, sea cual sea… y ¡viaja!