‘Atlas de países que no existen’
¿Sabrías decir cuántos países hay en el mundo? Cuidado, la pregunta tiene trampa. Además de todos los que aparecen en los mapas que nos enseñan desde pequeños, Nick Middleton, geógrafo y profesor de Oxford, ha hecho una lista mucho más exhaustiva que incluye a los territorios que no están reconocidos, pero que también poseen señas de identidad propias como himno, bandera, territorio y, por supuesto, habitantes. Hoy queremos que conozcáis un poco más en este Atlas de países que no existen. Encontramos ejemplos en todos los continentes. ¿Conocéis alguno?
Akhzivland (Israel y Líbano)
0,01 kilómetros cuadrados y dos habitantes dan forma a este pequeñísimo ‘país que no existe’ en una parte del territorio israelí, cerca de la frontera con Líbano. Declaró su independencia en 1971, pero ya desde la década de los 50 su propulsor comenzó a construir varias cabañas en un antiguo pueblo de pescadores al que se hace mención en la Biblia. Tras quedar desestimada la denuncia por formar un país sin permiso, Eli Avivi -así se llama el protagonista- se mantuvo en este territorio, a pesar de que declaró su amor por Israel, pero no por su Gobierno.
Christiania
Este rincón hippy incrustado en tierras danesas, en torno a lo que en su momento fue un edificio gubernamental, que en la actualidad está abandonado, fue fundado en 1971 y allí sigue desde entonces. En Christiania se mantiene el espíritu hippy de los 80 y todo lo que ello conlleva. Por eso, cuando en 2012 se les propuso a sus entorno a 1000 habitantes comprar el terreno, supuso un dilema moral. Ya no queda mucho para que este ‘país que no existe’ decida su futuro, ya que la fecha de vencimiento para esta decisión es finales de este mismo año.
Moresnet
Dentro de los límites de Bélgica, aunque muy cerca de las fronteras de Alemania y Holanda, se encuentra Moresnet, un territorio conocido por su peculiar forma de triángulo isósceles. Su origen fue una antigua mina de zinc disputada entre Prusia, Bélgica y Holanda, que se convirtió en refugio de parte de su población bajo el nombre inicial de Amikejo. También intentó sobrevivir antes de la Primera Guerra Mundial como territorio de juego, contrarrestando la prohibición de mesas de juegos que reinaba en los países vecinos. A pesar de ello, todavía no ha encontrado viabilidad real para su día a día.
Seborga
Sobre cuatro kilómetros cuadrados de superficie dentro de Italia, con algo más de 300 habitantes, encontramos el que es el principado más pequeño del mundo, que se declaró independiente tras un referéndum en 1995. Su último soberano falleció en 2009 y fue un floricultor que se hacía llamar Su Tremendidad. Fue él mismo quien convenció a los habitantes de Seborga para vivir al margen del gobierno italiano. El territorio se mantiene en un limbo legal desde fuera proclamado principado, durante el Sacro Imperio Romano en 1079. A partir de ese año, no volvió a aparecer en los tratados, ni siquiera en la unificación italiana de 1861.
Sealand
Es uno de los destinos más peculiares de esta lista, dentro de la peculiaridad de la misma. Se trata, ni más ni menos, que de una plataforma de acero y hormigón situada a unas siete millas náuticas de la costa de Reino Unido. Se construyó en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, para alojar armas antiaéreas. Años después del final del conflicto, se interesó por el lugar el excomandante Roy Bates. Desde los años 60, el legado de este reconvertido carnicero suma ya cuatro generaciones.
Barotselandia
Era uno de los ‘países que no existen’ más poblados de la lista, ya que en 2011 encontró su desenlace y dejó de ser independiente. En Barotselandia, dentro del territorio de Zambia y frontera con Angola, vivían más de tres millones y medio de personas. Se trataba de una monarquía con cinco siglos de vida que, durante la época colonial, fue parte de los territorios del protectorado británico. Desde los años 60, se pactó que Barotselandia pudiera autogobernarse y decidir con autonomía en temas locales, como la caza, el control de la sabana o el suministro de cerveza.
Dinetah (EEUU)
En una reserva estadounidense se encuentra la que es la nación autogestionada más grande del país. Más de tres millones de personas conviven en un territorio que se extiende entre Arizona y Nuevo México y se comunican en navajo, hopi e inglés. Los diné, también conocidos como navajos, regresaron a Estados Unidos tras combatir en Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Durante muchos años, trabajaron en las minas de uranio de la zona, pero desde 2005, debido a la gran mortalidad por cáncer, se cerraron todos los pozos. Desde 1975, de manera oficial, viven autogobernados.
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