‘Bra Cardona’. la curiosa valla de sujetadores de Nueva Zelanda
Nueva Zelanda es un conjunto de paisajes apasionantes que han maravillado a viajeros de todo el mundo. Un destino del que no volverás indiferente gracias a su naturaleza en estado puro, pero también a las curiosidades que esconde el país. Sí, sí, lo que lees; no todo es paisaje verde y preciosos lagos, entre todo ello, se encuentran las peculiaridades de Nueva Zelanda. ¿Sabías, por ejemplo, que allí se encuentra el nombre de lugar más largo del mundo? Coge aire e intenta leerlo en alto: Taumatawhakatangihangakoauauotamateapokaiwhenuakitanatahu. ¿O que se conoce el país como “la granja más grande del mundo”? Se calculan alrededor de 70 millones de ovejas y 8 millones de vacas. Además de estos, los neozelandeses tienen una forma única de desechar su basura, que ya se ha convertido en un atractivo turístico más del país: ¡todo lo cuelgan de vallas!
¿Quieres saber cómo empezó todo? ¡Sigue leyendo!
La más conocida de las vallas de Nueva Zelanda se encuentra en Cardona y almacena sujetadores, por lo que se ha hecho famosa bajo el nombre “Bra Cardona”. La peculiar decoración de esta cerca se descubrió una mañana de 1999. Corren varias historias sobre el origen del curioso lugar. Algunas de ellas afirman que fue el dueño de la granja cercana quien colocó el primer sujetador, con el objetivo de llamar la atención hacia su granja. Otras cuentan que tras una noche de fiesta, un grupo de mujeres que celebraban el año nuevo decidió deshacerse de sus sostenes y colgarlos en la alambrada. Nada está confirmado, pero lo que es cierto es que tras ese primero, llegaron muchos, muchos más. Durante la siguientes semanas y gracias a las noticias sobre la valla, el número de sujetadores aumentó por decenas y en la actualidad, gracias a la difusión de las redes sociales, ya se cuentan por miles. Este punto se ha convertido en una atracción turística más en las aventuras por Nueva Zelanda.
Como con todo, Bra Cardona ha generado multitud de opiniones de todo tipo. Junto a quienes les maravillaba la curiosidad, surgieron otros que lo consideraban una exhibición de mal gusto y una vergüenza. Estos mismos se dedicaron durante un tiempo a atacar la valla, lo que únicamente generó que el número de sujetadores se multiplicara con cada uno de los asaltos.
Durante los últimos años, además de una curiosidad destacable de Nueva Zelanda y un atractivo turístico, también se ha convertido en un método de recaudación de fondos para la asociación Breast Cancer Foundation, gracias a las donaciones de los turistas.
Pero la valla de sujetadores no es la única que podemos encontrar en Nueva Zelanda. Existe también una de cepillos de dientes -¡usados!- que se encuentra en una carretera de Te Pahu, a una media hora de Hamilton. Comenzó como el pasatiempo de uno de los vecinos de la zona y sus conocidos, pero poco a poco se fue llenando de coloridos cepillos de dientes de diferentes formas y tamaños. Al igual que con el ejemplo anterior, a medida que crecía su fama, creció también su número de ejemplares. Personas de todo el país, incluso del extranjero, cedieron sus cepillos. Incluso el ex primer ministro de Nueva Zelanda, Helen clark, quiso poner su granito de arena.
Encontramos en el país otros muchos ejemplos de vallas con una decoración peculiar. Chanclas, juguetes, botas de agua, bicicletas, ruedas… son otros casos que se han ido haciendo famosos. Por eso, en tu aventura por Nueva Zelanda no te extrañes si encuentras atado, enganchado o incrustado en un valla algún objeto de cualquier tipo en uno de tus trayectos por carretera.
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