CUANDO LA HUMANIDAD ESTUVO A PUNTO DE EXTINGUIRSE
El origen de este lago se debe a la erupción del volcán Toba, situado en el centro de la zona septentrional de la isla indonesia de Sumatra. Dicha erupción está fechada aproximadamente hace unos 73.000 ± 4.000 años. La erupción debió de ser tan violenta que se la ha llegado a estimar un índice de explosividad volcánica de 8, lo que la convierte en el ejemplo más reciente de una erupción supervolcánica, y probablemente en la más poderosa erupción ocurrida en los últimos dos millones de años.
La magnitud de esta erupción fue de tal calibre e importancia que hay especialistas en el tema como Bill Rose y Craig Chesner, de la Universidad Tecnológica de Michigan, que estimaron la cantidad total de material erupcionado en unos 2.800 km³, de los cuales 2.000 km³ correspondían a ignimbritas (tipo de roca volcánica) que fluyeron sobre la superficie, mientras 800 km³ correspondían a cenizas que cayeron en su mayor parte hacia el Oeste debido a la dirección de los vientos, llegando incluso a zonas remotas de la India e incluso África. Algunos oceanógrafos descubrieron ceniza del lago Toba en el fondo del Océano Índico oriental y en el Golfo de Bengala. Se estima que una explosión de este tipo podría haber durado, al menos, unas dos semanas.
Google Docs – Todos los elementos.Se cree que muy pocas plantas y animales de Indonesia y todo el área que se vio afectada por la expansión de la explosión, pudieron haber sobrevivido a esta erupción, la cual podría haber causado una extinción masiva casi completa a escala planetaria.
Se estima que una catástrofe como esta llegó a provocar una importante caída de la media de las temperaturas de unos 3 a 3,5°C, llegando a provocar un invierno volcánico global que pudo durar entre 6 y 7 años. En las regiones templadas, produjo una disminución de las temperaturas globales de 15°C de promedio, lo que debió representar un cambio drástico en el ambiente, llegando a producir múltiples cuellos de botella de población (Reducción drástica a corto plazo en el tamaño de una población) en varias especies humanas que debían existir en la época. Este cambio aceleró a su vez la diferenciación de las poblaciones humanas aisladas, conduciendo finalmente al fin de todas las especies humanas menos una, de la que se cree que solo llegaron a subsistir unos miles de individuos y de la cual descienden los humanos actuales. Esta hipótesis está basada en el ADN mitocondrial, que relaciona la drástica reducción de la raza humana con la erupción del volcán toba, tal y como señala la Teoría de la catástrofe de Toba.
Esta teoría, como todo el conocimiento sobre la prehistoria humana, son en gran medida teorías basadas en evidencias obtenidas del trabajo realizado en yacimientos arqueológicos, los fósiles encontrados y las evidencias genéticas, que apuntan a que la evolución humana se vio afectada por una erupción volcánica de gran magnitud. Esta gran explosión provocó un gran cambio en el curso de la historia al producir casi la total extinción de la población humana, evento que, como ya hemos comentado antes, se suele denominar “cuello de botella de la población”.
La teoría de la catástrofe de Toba fue propuesta por Stanley H. Ambrose, que basó la argumentación de su estudio en la combinación de evidencias geológicas, modelos computacionales y sobre todo una evidencia genética que sugiere que todos los humanos actuales, pese a la aparente variedad, provienen de un mismo tronco formado por una población muy pequeña. Esta evidencia tiene su origen en el estudio “Adán cromosomal-Y”. Utilizando las tasas promedio de mutación genética, algunos genetistas han estimado que esta población humana original vivió en una época que concuerda con el evento ocurrido en Toba.
Además esta teoría establece también que cuando el clima y otros factores fueron propicios, los humanos se expandieron nuevamente a partir de África, migrando primero al Oriente Medio, y luego a Indochina y Australia. Las rutas migratorias crearon centros de población en Uzbekistán, Afganistán e India. Posteriormente las subsiguientes adaptaciones al medio producirían las diferentes tonalidades en el color de la piel que hoy en día se observan en la población humana.
Pero detrás de teorías e hipótesis que nos vislumbran posibles dramas humanos y catástrofes naturales, nos queda el lago Toba. Un gran lago a descubrir cuya extensión abarca alrededor de 100 km de largo y 30 km de ancho. La explosión originó el colapso de una gran área, creando una extensa caldera que resultó inundada, formando así el lago propiamente dicho. Posteriormente la base de la caldera emergió formando una península situada en el centro del lago llamada Samosir, en la actualidad una isla artificial. Este fenómeno de emersión es bastante frecuente en calderas de gran tamaño, aparentemente debido a la presión ascendente del magma no erupcionado. Samosir es probablemente la mayor caldera resurgente de la Tierra. Una caldera que te hace sentir insignificante por su magnitud cuando llegas a verla, que te deslumbra la belleza que desprende cada rincón que recorres, y siempre teniendo presente lo que allí ocurrió hace millones de años. Precisamente en el lago Toba uno puede decir que del sufrimiento y de las cenizas que provocaron semejante catástrofe surgió un marco inigualable de naturaleza y vida.
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