El Vespa Desert patrocinado por Club Marco Polo supera el reto del Sáhara

Dos aventureros burgaleses, Ferrán Silva (Villasana de Mena) y David Muñoz (Villarcayo) han completado con éxito uno de los raids de aventura más prestigiosos en el Sáhara marroquí / Ganaron en categoría de ‘Clásicas’

Tras un intenso año de preparación, búsqueda de financiación, sponsors y puesta a punto de las motos, el equipo burgalés Vespa Desert Merindades ha concluido con un gran éxito su participación en la VII edición del Raid Panáfrica 2011 a los mandos de dos Vespas 200 con mas de 25 años de antigüedad.

La escuadra de Las Merindades formada por el Guardia Civil del Seprona David Muñoz (de Villarcayo) y el periodista de Villasana de Mena Ferrán Silva se impusieron en la categoría de vehículos clásicos, obteniendo la primera y segunda posición final en Marruecos.

La escuadra burgalesa inició su aventura a comienzos de mes en Almería, donde pasaron las verificaciones técnicas y administrativas con nervios y mucha incertidumbre, pero sobre todo con mucha ilusión, ya que la gesta que estaban a punto de emprender «valía la pena».

Ferrán y David tomaron la salida desde el parking del área de servicio de las verificaciones rumbo al puerto de la ciudad andaluza. Por delante les esperaban 21 kilómetros por autovía llenos de buenos momentos, ya que la escuadra fue acompañada por las numerosas muestras de cariño de todos aquellos conductores que con sus claxons animaron a estos dos aventureros durante el trayecto hacía la zona de embarque.

Después de siete horas de interminable viaje los integrantes del Vespa Desert desembarcaron en el puerto de Melilla con destino a la frontera de Nador para dar comienzo, tras una reunión informativa, a su particular carrera por el desierto marroquí. Por delante tenían 400 kilómetros hasta su primer punto de llegada, el campamento vivac de Tendrara.

La primera etapa estuvo marcada por la adaptación a los sistemas de navegación. Fueron numerosas las pérdidas de orientación del equipo burgalés. Además, la moto de Muñoz tenía serios problemas de carburación, lo que hizo interminable la primera toma de contacto con la competición, que finalmente concluyó con éxito llegando a la meta dentro del tiempo marcado por la organización.

La noche se hizo muy larga para los dos pilotos debido a las incomodidades del terreno y al cansancio acumulado.

«La organización de la carrera decidió que se correría el raid con horario español, no con las dos horas menos de Marruecos», explica Silva. Tras el desayuno y el caluroso reencuentro con Jordi Mercader, de Desert Buggies, y la asistencia de Vespa Desert, la segunda etapa, larga y muy dura (con varios kilómetros sobre pista), arrancó en el campamento de Tendrara con destino a la meta de Erfoud. Alrededor de 500 kilómetros separaban la salida y la llegada.

La jornada transcurrió por pistas polvorientas y maltrechas por las lluvias de las semanas anteriores a la carrera. «Fue una etapa difícil pero segura gracias a la compañía de nuestra asistencia, lo que nos facilito en todo nuestra participación en la Panáfrica. Tras el repostaje en la gasolinera de Tendrara, arrancamos con destino Merzouga (Erfoud), a las puertas del desierto del Sáhara».

«Fueron más de nueve horas de pilotaje. Una vez abandonada la carretera y parte de la civilización, nos dirigimos a pasar por los puntos de control. El objetivo era coger los máximos posibles para penalizar lo menos posible y mantenernos en buenas posiciones en la clasificación general e en nuestra categoría».

En este sentido, era importante mantener las velocidades marcadas por el reglamento, 80 km/h en pista y 40 en los pasos por pueblos y aldeas. «Algo fácil, ya que nuestras motos no gozaban de la estabilidad de las monturas del resto de equipos, potentes máquinas de enduro preparadas para la ocasión, entre las que se encontraban la Honda de Pellicer, uno de los pilotos habituales en el Dakar. «Todo un lujo para Vespa Desert, correr a su lado».

«Tras varios problemas mecánicos, arrastrados por la moto de David Muñoz y gracias a la ayuda de Jordi Mercader y a nuestra asistencia, el equipo entró en línea de meta dentro del tiempo marcado por la organización y sólo con las penalizaciones por no haber cogido todos los puntos de paso obligatorios».

El terreno era impracticable para las dos vespas, motos urbanas con mas de 25 años en sus motores. Ese día, gracias a la asistencia contratada, la moto de David pudo llegar a la meta, pues a lo largo de la etapa se paró bastantes veces, teniéndola que atar con una larga eslinga al 4×4 de Jordi para poder ponerla en marcha y de esta manera proseguir la ruta. «Por suerte aguantó hasta Erfoud», afirma Silva.

Una vez en el hotel se cargó la moto en una furgoneta para llevarla a un mecánico local, que por tan solo 10 euros (al cambio), dejó la moto del de Villarcayo nueva y lista para la etapa del día siguiente.

El equipo aprovechó la parada en el hotel Chergui para reponer fuerzas. «Y asearnos, ya que desde el baño del barco no volvimos a tocar el agua durante las dos primeras etapas. Y sobre todo a comer en condiciones, ya que los menús de los campamentos y las raciones diarias que nos daba la organización eran mínimas para poder aguantar durante toda la carrera». Esa primera noche a cubierto sirvió para que los aventureros de Las Merindades hicieran balance de lo acontecido. Por delante quedaba sin duda lo mas duro de la Panáfrica 2011.

CUARTA JONADA.

«Al día siguiente, tras el desayuno y la reunión con el director de carrera y todos los equipos, tomamos la salida en una de las etapas más duras y difíciles de todo el raid, más de 300 kilómetros llenos de arena, dunas y terreno muy hostil para las dos vespas. Pero finalmente el equipo superó con éxito la prueba llegando al campamento de Chegaga», explica Muñoz.

Fue una jornada más que complicada en la que los dos pilotos se tuvieron que enfrentar a las temidas dunas, pero que gracias a las alternativas tomadas en la ruta y con la ayuda del todoterreno de asistencia, pudimos solventar con éxito y sobre todo con fuerza, ya que nos tocó empujar durante muchos kilómetros nuestras motos con temperaturas superiores a los 52 grados, que sumados a la falta de humedad complicaron muchos las cosas», agregó.

La cuarta etapa llevó a los burgaleses de Chegaga a Erfoud, un viaje duro lleno de complicaciones de carburación debido al polvo y a la arena que poco a poco iban haciendo mella en los carburadores. Pero una vez más el equipo logró entrar en tiempo en meta penalizando solo por no coger todos los puntos de paso obligatorios marcados por la organización.

En Erfoud las dos motos entraron nuevamente en el taller del mecánico marroquí, que las puso nuevamente a punto. «Regresar al hotel, era muy importante para nosotros, ya que el poder hidratar nuestros cuerpos en la ducha, comer en condiciones y sobre todo descansar, nos asegurarían el éxito en el resto de las jornadas», añade.

QUINTA ETAPA.

«Amaneció en Tendrara y llegó la hora mas difícil, la despedida de Jordi Mercader, que había sido nuestro guardián durante los seis días anteriores, pues nos descubrió zonas mágicas de Marruecos y nos proveía de agua y alimentos en las paradas de los repostajes. Ahora teníamos que seguir sin él».

La última etapa, que transcurría entre Tendrara y el puerto de Nador, estuvo marcada por los problemas mecánicos en la moto de Ferrán Silva, teniendo que hacer los últimos 130 kilómetros a tan solo 50 km/h, pero llegando dentro del tiempo marcado para no penalizar.

David Muñoz también sufrió un percance importante. Un descuido la noche anterior en el campamento, le hizo perder toda la gasolina de uno de sus depósitos y debido a este motivo se quedaron tirados en la salida de Ouziana. «Pero gracias a la ayuda de una familia marroquí residente en España pudimos llegar a una gasolinera y retomar el camino hacia la meta», matizó.

Lo habían logrado. Habían salido indemnes de su desafío al desierto del Sáhara. Y ahora ya piensan en la preparación de su próximo reto en la Panáfrica 2012.

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