Nuevo relato «En busca de las ballenas en el Golfo de Vizcaya» 7.8.08
Gorka Ocio, ornitólogo y experto en fauna ademas de ser el guia en estos minicruceros, nos envia este relato de lo que fue uno de los viajes en busca de las ballenas.
Un mini crucero muy bien de precio y lo mejor de todo… muy cerquita!!!
CRONICA DEL FERRY PRIDE OF BILBAO
DEL 7 AL 10 DE AGOSTO DE 2008
(Gorka Ocio)
CUADERNO DE BITÁCORA
El 7 de agosto partió desde Santurtzi (Bizkaia) una nueva “expedición” para el avistamiento de ballenas y delfines en el Golfo de Bizkaia y Canal de La Mancha. Antes de partir el viento “gallego” del W y su lluvia hacían presagiar lo peor, sin embargo esta sólo estuvo presente en tierra porque durante los tres días de navegación se olvidó de nosotros.
Así que el jueves embarcamos un nutrido grupo de 15 personas de Barcelona, Madrid, Iruña, Baracaldo y Bilbao cargados con maletas de ilusión y ganas de disfrutar y aprender. Al partir del superpuerto el viento predominante era del W-NW fuerza 3-4. Esto hizo que la mar tuviese múltiples “borreguitos” en la superficie del agua y por lo tanto pensámos que podíamos tener problemas a la hora de encontrar a los cetáceos.
Sin embargo, nada más lejos que la realidad, y al de una hora de salir del muelle de los aerogeneradores del superpuerto ya localizamos los dos primeros Zifios de Cuvier. Dos grandes ejemplares tuvieron la deferencia de pasar justo al costado de barco, y Mari Jose la suerte de ver su silueta bajo el agua, al salir a respirar comprobamos que eran dos hembras.
Este interesante avistamiento nos estaba indicando que nos encontrábamos en las postrimerías de los profundos barrancos vascos, allí donde habita la fauna pelágica y las grandes ballenas. Y así fue, porque al poco tiempo empezamos a ver las primeras pardelas cenicientas con su característico vuelo ondulante a ras de las olas.
Al de hora y media de partir ya vimos el primer resoplido del segundo animal más grande que hay vivo sobre la faz de la tierra… un impresionante Rorcual común. Este día vimos un total de 16 ejemplares, nueve de ellos tuvieron la deferencia de pasar junto al barco con sus imponentes cuerpos. En la mar el viento arreció hasta alcanzar fuerza 7 y las altas columnas de “vapor” del agua que producen estos cetáceos al salir a respirar apenas eran perceptibles. Pero apenas importaba, porque pasaban tan cerca que se veían a simple vista.
En una ocasión, nos quedamos boquiabiertos al ver como una gran mole de cerca de 100 toneladas de peso daba imponentes saltos fuera del agua. Un Rorcual común emergía con energía pero a cámara lenta en vertical fuera del mar para caer de costado y levantar una gran ola. Este comportamiento lo llegamos a ver en más cetáceos, como por ejemplo a dos grandes delfines de 7 metros de longitud, los Zifios de Cuvier, quienes saltaban en vertical y completamente fuera del agua.
Más la gente quería más, y la mar les mostró parte de su potencial. Disfrutamos del avistamiento de 6 cachalotes pasando junto al barco. En una ocasión el grupo estaba formado por tres ejemplares con sus característicos resoplidos diagonales. Estos grandes delfínidos, después de emerger de una profunda inmersión de más de dos mil metros, se quedan durante cerca de 10 minutos cerca de la superficie del agua hasta recuperarse para poder descender de nuevo a las profundidades en busca de los grandes calamares de los que se alimenta. En una ocasión uno de ellos pasó a tan corta distancia que se le veía el cuerpo rugoso y su característico aventador en la parte izquierda del “cabezón”.
Este día lo completaron los delfines, con un numeroso grupo de 60 listados y dos solitarios delfines comunes que muy hábilmente localizó Ona.
AL día siguiente amanecimos frente a la isla bretona de O`uessant, el tiempo con más nubes que claros nos dio una pequeña tregua con el viento que nos venía de popa. Como viene siendo habitual, este segundo día de navegación es el más tranquilo de los tres en cuanto al avistamiento de cetáceos sobre todo si sobre la superficie del agua hay muchos “borreguitos” y dificultan sobre manera la localización de las pequeñas y esquivas marsopas. Este día es el idóneo para disfrutar del barco y escuchar una interesante charla con fotografías sacadas desde el ferry Pride of Bilbao sobre cetáceos y aves marinas. Llegamos a Portsmouth por la tarde y partimos de nuevo al anochecer.
El tercer y último día como siempre, nunca decepciona. Esta jornada es muy interesante porque en un solo día recorremos los distintos ecosistemas marinos que se navegan durante los dos primeros. Esto es: la gran plataforma continental francesa y los barrancos con sus profundos cañones. Y como viene siendo habitual es con diferencia el mejor día. Sólo hay que ver la cara de satisfacción de todos los que viajamos cuando finaliza el día. Cara de ilusión, entusiasmo y gran satisfacción… con un buen surtido de fotografías e imágenes de vídeo, y un “gusanillo” muy agradable en el cuerpo, con la sensación de haber cumplido con creces el objetivo del viaje.
Pero dejemos de preámbulos y vayamos a la sustancia. Este día vimos un total de 45 rorcuales comunes y un Rorcual boreal o norteño. Fue un día inolvidable, aunque el viento estuvo presente durante toda la jornada este fue mucho más suave que el jueves y los grandes resoplidos verticales aguantaban suspendidos en el aire durante más tiempo. Así que a la hora de localizar a los grandes cetáceos era mucho más fácil… pero si encima te vienen por la misma proa y pasan pegados al barco… pues imaginaros la cara de asombro de todos los que allí estábamos apostados en las barandillas.
En una ocasión una gran ballena emergió súbitamente de debajo nuestro oyéndole perfectamente el ruido que hacen con los aventadores al respirar y expulsar el vapor del agua. Una mole enorme emergió junto a nosotros cuatro veces más, hasta que las voces de “allí, allí hay más…. Cuatro,,,, No seis…. No ocho ballenas… hay ocho ballenas respirando juntas”… nos apartaban la vista de ella. Pero si fueran las primeras, pero durante toda la tarde se vieron muchos grupitos de ballenas, y en una ocasión se contaron hasta 16 al unísono desplegadas por la mar.
En este tramo el capitán del barco, paró uno de los motores, de esta forma navegábamos a una velocidad más baja de lo normal y aguantábamos más tiempo junto a las ballenas… nos daba tiempo de sobra para localizarlas hasta dos veces antes de que pasaran pegadas al barco.
Lo mejor, es que de ballena en ballena nos venían los delfines. Vimos tres especies, 15 grandes delfines mulares de la forma oceánica, 50 delfines listado y 46 delfines comunes… en grupitos de dos a cinco ejemplares. Las cargas al barco, con sus grandes saltos, nos hacían tener el cuerpo en permanente alerta ante el avistamiento de tanto cetáceo. Un muy buen viaje completado con una decena de peces luna y un par de calderones comunes que se despidieron de nosotros justo antes de anochecer y finalizar otro viaje inolvidable…
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Fotos del viaje: (pincha para ver en grande)
¡Hola a todos!. Hice el viaje en el ferry junto a Gorka hace tres años. La verdad es que para quienes no hayan viajado nunca por mar sólo el hecho de perder la tierra de vista en el horizonte y contemplar el atardecer y el amanecer desde la cubierta, rodeado de mar por todas partes ya es una experiencía que justificaría el viaje. Pero además el barco es muy cómodo y seguro, con muy poco balanceo (aunque si hay mala mar, se moverá!) y tiene un montón de servicios a bordo, incluida una disco con buen ambiente. Por otro lado avistar fauna es una actividad que exige paciencia, tenacidad, conocimiento y suerte a grandes dosis y los seres salvajes en su medio y en libertad no siguen ningún guión preestablecido ni hacen «monerias» para los turistas… Así que dependerá mucho de que poseas esos cuatro factores citados para que puedas alucinar con los cetáceos y las aves marinas que pueblan la ruta del PRIDE OF BILBAO. Hay gente afortunada que ha visto una ballena azul casi sin querer, nada más salir de la disco tras una noche de juerga… y otros que han estado el viaje entero tratando de verla y no lo han conseguido. En cualquier caso hacer este viaje con Gorka, asistir a sus charlas y compartir sus conocimientos y su entusiasmo es algo que yo recomendaría a cualquiera con un gramo de sensibilidad hacia la naturaleza.
¡Saludos y buen viento marineros!