Reportajes Club Marco Polo 2007: primer premio

Presentamos el primer premio de reportajes del pasado año 2007 que nos mandó Toni Ortiz

El vendedor de saris

Estoy convencido que Ramchand, el aprendiz, nos mira con odio, y no es una apreciación subjetiva. Gokul, el dependiente experto continua extendiendo más saris que han quedado por encima de los pañuelos y los lehngas de seda cruda y en este grupo de 18 turistas del que formo parte, ninguno se decide a comprar nada… Al fondo el Sr. Mahajan jefe de la tienda espera pacientemente el desenlace, con la caja de caudales abierta entre las piernas. Hace mucho calor, como en todo el país,  y eso que son ya las 6 de la tarde del 25 de Agosto en Delhi, a pesar de los ventiladores que cuelgan del techo y de los refrescos que nos han servido “desinteresadamente”. Todos somos conscientes que esta es la última tienda y que el viaje está llegando a su fin.

Es posible que ese hecho esté afectando la voluntad de compra, o que en realidad, ya no nos quedan ganas, ni dinero, ni espacio en las maletas…. mientras Leire dice a todo “Very expensive” con acento euskera y yo aprovecho para abstraerme y rebobinar como si de una película se tratase, los 24 días de este viaje que me ha llevado a conocer una pequeña parte del norte de este inmenso país.

Bien, pues todo empezó el día 2 en Frankfurt, en donde por primera vez nos reunimos el grupo de 18 personas que conformaríamos el viaje: 5 vascas, 2 vascos (uno de ellos canario y otro de Bilbao..), 7 catalanas y 4 catalanes (uno de ellos malagueño).

A partir de ahí iniciamos nuestra ruta en autocar por el RAJASTAN hasta llegar a AGRA después de recorrer unos 2350 Km. más 1.400 Km.  en tren, o lo que lo mismo 90 horas  con el culo pegado al asiento que hemos aprovechado para:

Leer, jugar, dormir, ver, fotografiar, absorber ambiente y paisaje, realizar un campeonato de trivial entre vascos y catalanes sobre la cultura Hindú en el que nos jugábamos la marioneta de un Rajá, (Rey Mogol que a su vez da nombre a la provincia) regalo de un grupo de gitanos Hindis,  ,  que ganamos “astutamente” el grupo de catalanes, bautizando a nuestro Rajá como Jordi (en el caso de haber ganado los vascos, el nombre hubiera sido Gorka) y sobre todo, CONVIVIR.

El grupo inicial se ha ido incrementando a lo largo del recorrido con Sanjay y Jaider ayudante y chofer del autocar, añadiendo además en cada uno de los puntos de interés, los diferentes guías locales contratados como los espontáneos, los conductores de bicicletas y rickshaw y el resto de los “millones” de personas que durante el recorrido hemos llegado a ver. Si, no exagero, “millones de personas”; esta una de las sensaciones mas alucinantes que me ha quedado.

Así que poco a poco a través de nuestro recorrido hemos ido descubriendo todos los colores y todos los olores de este país, dilucidando a la vez, la compleja civilización Hindú y las diferentes confesiones/culturas que la conforman.

En mi retina han quedado grabadas a modo de secuencias:

-La excursión a los templos jainistas de Amar Sagar y Lodruva y la cobra real (foto) que lo custodia sitos en los alrededores de la maravillosa ciudad medieval de Jaisalmer.

-El rally en rickshaw y a pie por el barrio azul de Jodpur en donde fuimos invitados a entrar en la casa de una familia braman.

-El templo de Ranakpur santuario Jainista por excelencia y la ceremonia religiosa cargada de emotividad a la que fuimos invitados.

-La explosión cromática de los saris de las mujeres en la feria de Udaipur, en cuya salida Ainara fue embestida por un buey.

-El Dargah la ciudad religiosa musulmana de Ajmer y todo el gentío abrumador, con su perol monumental de comida para pobres.

-La ofrenda en los ghats del lago de la ciudad Santa de Pushkar, antiguo santuario Hippie de los 70 y la posterior discusión de nuestro chofer con la mafia del lugar sobre el impuesto turístico que nos querían cobrar.

-El nuevo “susto” por el ataque de un mono en el fuerte Amber y la película CHAKDE!  en el cine Raj Mandir en dónde pudimos comprobar el incipiente nacionalismo indio inexistente antes de la llegada de los ingleses y que desde Bollywood intentan extender, en este caso, a través de un equipo femenino de hoquei sobre hierva que acaba ganando el campeonato del mundo ante Australia (curiosamente no contra Pakistán), la escapada en solitario en donde tuve el privilegio de contemplar una ceremonia cantada y bailada de forma espontánea todo ello en la ciudad de  Jaipur.

-La salida del sol en el Taj Mahal y en el Ganges en Veranasi,  para mí, la más interesante de nuestro viaje.

Allí, además,  pudimos contemplar:

La espiritualidad de las abluciones y de las velas encendidas cargadas de deseos flotando en el río mas sagrado y más puro (no confundir con limpio) de la India; el siniestro intocable que frotándose las manos nos mostró el local en donde los desposeídos esperan la muerte y una reencarnación mejor, y que seguidamente nos explicó el rito de la cremación,  envuelto en una túnica que debió ser blanca algún día y que al final, se enfadó con nosotros por considerar que no habíamos sido suficientemente generosos con nuestra aportación para cubrir los gastos de la leña que los pobres no podían pagar para conseguir una cremación completa y como preludio de despedida, la escapada matinal con Anna al Sankat Mochan, llamado no en vano “Monkey” Temple, el Tulsi Manas templo kitsch por excelencia en el que un autómata se dedica a repetir las plegarias sin descanso y otros representan toda la mitología hindú, que se muestra como de una atracción se tratase, el Durga Temple uno de los templos más antiguo de la ciudad…. y finalmente,  como colofón “la carrera”  a contrarreloj y con lastre (maletas) de ayer para coger el tren debido a otro de los muchos colapsos monumentales que se generan en este país después de un típico chubasco monzónico, (se cae el cielo literalmente en unos 10 minutos) en los que suelen intervenir:

Vacas, vacas blancas sagradas (por lo visto no todas lo son) monos, elefantes, bueyes, burros, cerdos, bicis, bicis taxi cargadas de escolares, motos Honda Hero con tres ocupantes, camellos, faquines, rickshaws sobresaturados de clientes, coches (pocos), autobuses, mujeres con saris y muchos hombres con móvil y sin él……..  lo que nos llevó a coger el tren a  tres minutos de su salida (UFF¡¡¡¡)…….

-Y hoy, último día, el descenso “a todo trapo” en bici-taxi desde el mausoleo de Gandhi hasta el mercado de especies en el corazón de Old Delhi, a través de estrechas callejuelas…….

 

Dori me devuelve a la realidad y despierto de mi personal proyección y encandilamiento; me  pide 500 rupias…, por fin algunos se han decidido a  realizar la última compra del viaje.

Ramchand sonríe finalmente, todo y con qué es consciente que es a él al que le tocará volver a plegar todo el muestrario extendido por su compañero.  El Sr Mahajan  cierra la caja de caudales y mira a Gokul de forma paternal como dándole la aprobación a su buen hacer. 

Salgo de la tienda, paso por debajo de un ídolo Ghanesa situado al pie de la escalera y saludo por última vez, juntando las manos con una cierta inclinación de la cabeza: NAMASTE les digo.

Nos reagrupamos por última vez y miro al grupo de los 18, con el ánimo que los últimos fotogramas de mi particular proyección los ocupen ellos como actores principales  con los que he tenido  la suerte de compartir este viaje a un PAIS DE LEYENDA.

 

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